En San Pablo, Brasil, desde hace más de tres años, en un esfuerzo de mobilización, los trabajadores de la Flaskô están unidos para evitar el cierre de la fábrica y garantizar sus puestos de trabajo, única fuente de ingresos de sus familias.
Los trabajadores de la Flaskô saben que cada fábrica cerrada es un cementerio de puestos de trabajo, y que la ocupación es una alternativa política de bienestar social para las familias y la comunidad de la región.
Gracias a la iniciativa de los trabajadores, la fábrica funciona y genera ingresos para los trabajadores. Actitud que contrasta con la desastrosa política de las multinacionales y los gobiernos que destruyen empleos, crean hambre y miseria.
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